Nutrición de reproductores juveniles
Además, suministrando aminoácidos para
síntesis de proteína, la proteína dietética también puede ser catabolizada para
energía. Las especies de peces carnívoros en particular, parecen ser muy
hábiles usando la proteína de la dieta como fuente de energía de una manera
eficiente, en la cual el amonio resultado de la desaminación proteica es
excretado vía las branquias con un limitado gasto de energía (NRC 1993). Muchas
de las especies marinas también son relativamente eficientes obteniendo energía
de carbohidratos y lípidos como será discutido más adelante.
Carbohidratos
Los peces no tienen requerimientos específicos
en carbohidratos, pero la presencia de carbohidratos solubles en la dieta puede
proveer una muy buena y económica fuente de energía. Sin embargo, la capacidad
de los peces para utilizar los carbohidratos dietéticos para energía varía
considerablemente con muchas especies carnívoras, ya que tienen capacidad más
limitada (NRC, 1993). Basándose en la información disponible a la fecha,
algunas especies de peces marinos parcen ser mas tolerantes a carbohidratos
solubles en la dieta. Por ejemplo, la corvina roja fue capaz de tolerar arriba
de 42% de dextrina en la dieta sin ningún efecto adverso (Serrano et al., 1992),
aunque los lípidos fueron generalmente más eficientemente usados como fuente de
energía que los carbohidratos (Ellis y Reigh, 1991; Serrano et al., 1992). En
contraste, otras especies marinas tal como el jurel mostraron mayor preferencia
hacia bajos niveles de carbohidratos solubles, alrededor de 10% de la dieta
(Shimeno, 1991).
Lípidos y Ácidos Grasos Esenciales
Los lípidos son componentes importantes de la
dieta de los peces porque proveen una concentrada fuente de energía que es
normalmente bien utilizada. Además, los lípidos dietéticos aportan ácidos
grasos esenciales, los cuales no pueden ser sintetizados por los peces.
Generalmente, los peces marinos han mostrado utilizar eficientemente los
lípidos dietéticos para obtener energía (NRC, 1993). Niveles de lípidos en el
rango de 10 a
15% de la dieta produjeron resultados aceptables con varias especies marinas
(e.g., Williams y Robinson, 1988; Kissil, 1991; Shimeno, 1991; Takeuchi et al.,
1991). Los aceites marinos que contienen ácidos grasos altamente insaturados
(HUFA) de las series n-3, tal como ácido eicosapentaenoico (EPA, 20:5n-3) y el
ácido docosahexaenoico (DHA, 22:6n-3), generalmente han mostrado ser muy
nutritivos satisfaciendo los requerimientos en ácidos grasos esenciales de los
peces marinos, dada la limitada capacidad de éstos para alargar y desaturar
cadenas de ácidos grasos más cortas. Los requerimientos en n-3 HUFA
generalmente han sido estimados en 10
a 20% de los lípidos de la dieta para especies tal como
la corvina roja red drum (Lochmann y Gatlin, 1993a, 1993b), el espárido red
seabream (Takeuchi et al., 1992a), el jurel yellowtail (Takeuchi et al.,
1992b), y la dorada gilthead seabream (Ibeas et al., 1994). Algunas especies
marinas también pueden tener un requerimiento específico para el ácido
araquidónico (20:4n-6) (Castell et al., 1994).
Algunos peces marinos han mostrado verse
beneficiados por la presencia de una fuente de fosfolípidos en la dieta durante
el desarrollo larval (ej., Kanazawa, 1983). Además, ciertos estudios también
han mostrado que la inclusión de fosfolípidos en el alimento puede aumentar el
crecimiento de peces marinos juveniles tal como el caránjido (Pseudocaranx
dentex) (Takeuchi et al., 1992), la lobina Europea (Geurden et al., 1997), y la
corvina roja (Craig y Gatlin, 1997).
Minerales
Se ha establecido que los peces generalmente
requieren los mismos minerales que los
animales terrestres para la formación de
tejidos y otras funciones metabólicas, incluyendo la osmoregulación (NRC,
1993). Sin embargo, los minerales disueltos en el medio acuático pueden
contribuir a satisfacer los requerimientos metabólicos de los peces e
interactuar con los requerimientos dietéticos.
Suplementar la dieta de peces con fósforo es
usualmente crítico debido a que la presencia de éste en el agua y su
utilización por los peces es limitada. Los requerimientos en fósforo de un
limitado número de peces marinos han sido determinados y son generalmente
similares a los establecidos para otras especies de peces. Por ejemplo, el
requerimiento en fósforo del espárido red seabream parece ser aproximadamente
de 0.7% de la dieta, basado en las respuestas a un número limitado de niveles
crecientes de fósforo dietético (Sakamoto y Yone, 1978). El requerimiento total
de fósforo del red drum (Sciaenops ocellatus) fue determinado en 0.86% de la
dieta (Davis y Robinson, 1987). Sin embargo, la disponibilidad del fósforo de los
ingredientes también puede variar considerablemente (Gaylord y Gatlin, 1996);
por lo
tanto, es importante formular las dietas en
base al fósforo disponible. Se ha demostrado que el jurel tiene un
requerimiento en fósforo dietético de 0.67%; mientras que se observó que no requiere
sodio, potasio o cloro en la dieta (Shimeno, 1991). En contraste, la inclusión
de cloruro de sodio o cloruro de potasio en dietas prácticas ha mostrado tener
efectos positivos sobre el crecimiento del red drum en agua dulce y salobre (6
ppmil), pero no se notó ningún efecto positivo en agua de mar artificial
(Gatlin et al., 1992). Los efectos benéficos de la dieta suplementada con sal
para el red drum en aguas diluidas, parecen ser debidas al aporte de iones, que
son relativamente escasos en esos ambientes hipotónicos.
Se ha demostrado en algunas especies de peces
que la inclusión de selenio y el zinc en la dieta es muy importante, dados los
bajos niveles en que se encuentran en los ingredientes, y a las interacciones
con otros componentes dietéticos que pueden reducir su biodisponibilidad (NRC,
1993). El requerimiento mínimo en zinc para el red drum ha sido determinado en
20-25 mg Zn/kg de dieta (Gatlin et al., 1991), aunque niveles más altos son
generalmente empleados. El requerimiento del jurel yellowtail fue reportado en
60 mg/kg de dieta (Shimeno, 1991). No ha sido demostrado en muchos casos que la
inclusión de otros microminerales en dietas prácticas sea necesaria. Sin
embargo, una premezcla de minerales traza, de bajo costo, es normalmente
añadida a las dietas mas completas para peces a fin de asegurar que sean
adecuadas (NRC, 1993).
Vitaminas
Existen 15 vitaminas de las cuales se ha
establecido que son esenciales para animales
terrestres, así como para las especies de
peces que han sido estudiadas a la fecha.
Actualmente hay información muy limitada sobre
los requerimientos cuantitativos de varias vitaminas para peces marinos. De los
diferentes peces marinos que han sido cultivados, la nutrición vitamínica del
jurel yellowtail ha sido la más extensamente estudiada y se han determinado
requerimientos para 13 vitaminas (Shimeno, 1991). Muchos de esos requerimientos
en vitaminas son similares a aquellos establecidos para otras especies de peces.
Hasta el momento, el único requerimiento en vitaminas establecido para la
corvina roja (Sciaenops ocellatus) es el de la colina (Craig y Gatlin, 1996).
Una premezcla de vitaminas es añadida a las dietas nutricionalmente completas
para proveer niveles adecuados de cada vitamina, independientemente de los
niveles presentes en los ingredientes, y contar así con un margen de seguridad
para pérdidas asociadas al procesamiento y almacenaje de las dietas.
Fuente: Nutrición de Reproductores y Juveniles
de Peces Marinos
Delbert M.
Gatlin III
Department
of Wildlife and Fisheries Sciences, Texas
A&M University
System,